Real Madrid 2 – Barcelona 1
Clásico a la tarde, como en los
80. Con sol, luz y taquígrafos el Madrid vuelve a revolcar al Barca esta
semana. Empezó bien la cosa con el gol de Benzemá, Messi quiso recordar que en
Liga siempre marca y la hora propiciaba la siesta durante buena parte de la
primera parte. Los blancos a esperar y los culés que no querían ir, dos no se
pelean si uno no quiere. Y ese uno fue Mourinho, en el minuto 60 dijo que ya
estaba bien con la tontada y sacó al Mulo y al Mayordomo. Fue salir CR7 y
acabarse el sesteo. Revolucionó a unos y otros con su sola presencia. Fue salir
Khedira y ver pasar a fase de eclipse a un Iniesta omnipresente en la primera
parte. Para terminar bien la peli, Ramos marcó a balón parado, la última especialidad
de la casa y el piscinazo de Adriano hizo que Pérez Lasa conociera como se sintió Ovrebo con Ballack aquel aciago día en Stamford Bridge.
Mi conclusión: El Real Madrid aún
puede disputar esta Liga ¿Y porqué no? Hasta el rabo todo es toro. Que el Real
Madrid ha sesteado esta Liga más que la liebre del cuento es un hecho obvio. Y
que el Real Madrid debe luchar hasta el final es incuestionable, lo diga Mou,
Agamenón o su porquero. Aunque parece que a muchos convenga olvidar lo ocurrido
la Liga pasada, el Real Madrid encaraba la segunda vuelta con la única meta de
ganar todos los partidos y hoy debe hacer lo mismo, intentar ganar todos los
partidos y esperar a lo que haga el resto.
Sólo así habrá opción de disputarla,
pese a los trece puntos que nos separan. Hace quince días esa distancia parecía
más grande que el recorrido del Transiberiano, hoy no es un cercanías pero ya
no es tanto ¿verdad? Y todo por la pequeñez, la simpleza, de ganarle dos
partidos al Barcelona en cinco días, el último además con la cara B, con un
equipo de circunstancias.
Y hoy es día para mirar atrás.
Así se podrá apreciar la diferencia entre ganarle al Barca con los suplentes y
perder 4-0 contra el Alcorcón con el equipo B. No sé si será culpa de Mourinho,
Florentino, Cristiano o Varane, pero el fin de ciclo del equipo que algunos
creían destinado a habitar el Olimpo del fútbol ya es hoy evidente. Y encima
Adriano nos hace el favor de nominarse para el casting de Splash en el
descuento y así dar motivos a la culerada para entregarse a su pasatiempo
favorito: quejarse de los árbitros. Eso permite que sigan con la venda en los
ojos y sigan habitando en su Matrix particular.
Este hecho es importantísimo,
pues mientras crean que siguen siendo el equipo de hace dos años no apreciarán
el sinsentido de no tener entrenador, su lentitud se vestirá de dominio del
juego y su penoso estado físico pasará tan desapercibido como la inexistencia
de goleadores ajenos a Messi. Y mientras eso siga siendo así, habrá opciones,
pocas, pero alguna queda.
Me gustó: Morata y la salida de
Cristiano y Khedira. Sólo ver la cara de Piqué ya vale el precio de la entrada.
No me gustó: Pese a ser los dos
goleadores, ni Ramos ni Benzemá estuvieron muy allá. Mödric y Kaká tampoco
acaban de ofrecer una versión competitiva.
Pepito Grillo: Tengo ganas de
conocer algún culé consecuente de esos que nunca hablan de los árbitros porque
es de perdedores. ¿Alguien conoce alguno?
Lástima que Morata no marcara,
para así decirle a Del Bosque que lo mismo que llamó a Montoya y Thiago a la Selección campeona
del Mundo, su madridismo exacerbado podría aconsejarle llevar al bueno de
Álvaro ¿no? Su alineación también habrá permitido a Ginés Carvajal tener claro
el mensaje que le debe inculcar a su pupilo Jesé Rodríguez. La hoja de ruta es
muy clara.
Esta Liga tiene muchas cosas
extrañas: una casa de apuestas pagó en Navidad a los que apostaron que el Barca
ganaba la Liga. Ojito con las prisas
Rappel: La maquinaria mediática
culé aún no ha empezado a cambiar el signo, aunque ya se aprecian señales. El
día que lo haga, la campaña anti Mou será un juego de niños comparado con el
huracán autodestructivo del entorno culé. Ya apuesto esta semana por portadas
con los Neymar, Bale, Stegen o Hummels.