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Ancelotti es, no lo olvidemos, apuesta personal de Florentino

13 junio 2017

La torpeza de Pierre


Hay días en los que levantarse para trabajar es un placer y para Pierre Beauvois aquel era uno de ellos. Trabajaba como camarero de comedor en el Foro Grimaldi de Montecarlo y, dado lo ilustre del sitio, era habitual conocer a famosos y personalidades ilustres. Pero hoy era un día especial. Hay famosos y famosos, y para él Zinedine Zidane era como el Alpe D'Huez en el Tour, fuera de categoría.

Pierre había nacido en Puisseguin, pueblecito cercano a Bourdeaux, y lógicamente era seguidor acérrimo del Girondins. Tuvo la suerte de contemplar varias veces al, quizás, mejor Girondins de la historia, con Battiston, Giresse, Tigana, etc…. Pero todo quedó empañado ante aquel equipo que en 1995 ganó la Copa Intertoto, el mayor éxito internacional de su equipo. Y en ese equipo campeón, brillaba con luz propia un jovencísimo Zinedine Zidane. Con sus ruletas, con aquellos controles orientados de seda, con su elegancia cautivó a todos los girondinos y a Pierre en particular. Desde entonces, para él hablar de fútbol era hablar de Zidane.

Pero claro, su talento brilló tan fuerte que rápidamente deslumbró a los ricos de Europa y aunque su fichaje por la Juventus lo entristeció, supo que era algo inevitable, pues aquel jugador estaba destinado a ser de los más grandes en el fútbol. Tanto era así que dos años antes había ganado el Balón de Oro y esa tarde sería honrado como uno de los mejores jugadores de la Champions.

Y ahí, precisamente esa tarde, sus vidas volverían a unirse, lejos de Bourdeaux. Estuvo toda la mañana ilusionado, soñando con poder tener la ocasión y la suerte de poder pedirle un autógrafo sobre esa foto de Zizou con la bleu del Girondins, que guardaba como oro en paño junto a sus bufandas y banderines. Ojalá.

A la una, como siempre, entró por la trasera del Foro Grimaldi, dispuesto a montar la sala para la cena de gala que organizaba la UEFA para la entrega de los premios de la Champions. En acarrear mesas y sillas, montar con primor los centros, cubiertos y vajillas se le fue la tarde, azuzado por su jefe de sala, capataz de galeras que no cesaba de marcar ritmos, evidenciar mínimos fallos y repetir machaconamente que espabilaran, su trabajo lo iban a ver en todo el mundo.

Una vez todo dispuesto, uniforme de gala y a esperar a los invitados. Supo anticipar su llegada, dado que a sus vestuarios ya llegaba el incesante maremagnun de los curiosos que esperaban para ver y requerir a las estrellas del fútbol mundial. Cuando se dirigió a la sala, supo que era su día de suerte: ¡¡¡ En una de las dos mesas que debía atender estaba reservado el sitio para Zizou !!! Tanteó con mimo la foto que guardaba en el bolsillo interior de la chaqueta y le pidió a la chica del guardarropa un bolígrafo para estar preparado.

Y tras una ansiosa espera, como el novio que espera ver aparecer a su radiante novia en la puerta de la iglesia, se descubrió emocionado ante la cercanía de su ídolo. Llegó Zizou, junto a varios invitados, sin reparar en su presencia cortés y expectante. Tomaron asiento, diez invitados por mesa. Había que servir el champán que servía de bienvenida al acto y cuando tocó el turno de servir a Zidane, éste le sonrió, de esa forma franca y clara que tan bien conocía por televisión. Los nervios del momento le jugaron una mala pasada y al escanciar, una pequeña parte del champán cayó sobre el mantel.

Enrojeció y balbuciendo sus disculpas, se retiró maldiciendo su falta de templanza. La comida fue desarrollándose despacio, entre discursos, entregas de premios y aplausos, que le ayudaban a hacer un servicio más relajado. Así pudo fijarse que en la mesa de Zizou, sólo conocía a un señor bajito, con gafas ………. el todopoderoso presidente del Real Madrid. Casi nada, casi sentía la envidia de su novia cuando se lo contara, dado que era madridista.

Llegaba la hora de los postres y con nervios esperaba la mejor ocasión para abordar al ídolo francés y pedirle su autógrafo. Sirvió pronto su comanda, charlota de fresas y crema bavaroise a la vainilla. Respiró hondo, resopló, se aseguró que el jefe de sala no rondara cerca y dio un paso adelante dispuesto a abordar al jugador. Pero en ese preciso momento, el presidente del Madrid le hizo una seña casi imperceptible para que se acercara. Cuando estuvo a su lado, le entregó una servilleta doblada y en buen francés le susurró al oído: "A Monsieur Zidane, s'il vous plait" acompañando la confidencia con un gesto hacía el indicado.

Radiante con la feliz coincidencia que le permitía abordar al jugador de forma natural, trotó hacia él, ensayando su discurso……………….. Y la catástrofe se cernió sobre él como el martillo de Thor. Llevado por su ansiedad, no había reparado en la muleta que, descuidadamente, había puesto hacia atrás el señor mayor que se sentaba junto a Zidane. Tropezó en ella y en un acto reflejo no pudo evitar al caer agarrarse al mantel de la mesa, arrastrando hacía sí y hacía Zidane gran parte de las cercanas copas y platos con los postres casi íntegros.

El estrépito fue monumental, con la vajilla haciéndose añicos y los cubiertos tintineando por el suelo. El jefe de sala, raudo, se abatió amenazadoramente sobre él, con el gesto descompuesto e iracundo. Asustado, creyó percibir incluso un resto de babilla que se le escapaba de la comisura de la boca. Intentó componerse, levantándose raudo, intentando minimizar el desaguisado cuando descubrió azorado el estropicio que había causado a su ídolo. Todo su traje estaba manchado.De arriba abajo. Un desastre.

Y como el niño que ante San Agustín intentaba meter el agua del océano en un hoyo, el intentó con la servilleta que le había entregado Florentino Pérez limpiar la pechera de Zidane para devolverlo a su estado inicial. Pero la furia de su superior fue más rápida y arrebatándole la servilleta de las manos se dispuso él mismo a enmendar la catástrofe, mandándolo airadamente hacia la cocina, mientras farfullaba mil excusas que le incriminaban.

Cabizbajo, se retiró, no sin antes advertir la ansiosa mirada con la que el presidente del Real Madrid, le instaba a realizar su recado inconcluso. Su turbación sólo le permitió abrirse de brazos, agachar la cabeza y hacer mutis por el foro.

Un buen rato después, el jefe de sala se cambiaba para volver a su casa y al quitarse la chaqueta, se le cayó una servilleta manchada del bolsillo interior que, con los nervios, había guardado sin darse cuenta. Al recogerla advirtió que estaba escrita en un lado. Curioso leyó el mensaje: ¿Vous voulez venir jouer le Real Madrid?. Pensativo, volvió a leer la servilleta y sin hallar ninguna solución al enigma, la tiró a la papelera del vestuario.

04 junio 2017

12 Rey Real




Juventus 1 – Real Madrid 4

¡¡¡¡ Que bonito es ser del Real Madrid ¡¡¡¡

Los deterministas dicen que todo lo que sucede forma parte de un plan prefijado. Si es así, Dios es del Madrid, si no, no se entiende. Ayer el Madrid volvió a hacer historia, no sólo ganando una Champions más sino sumando un nuevo récord a su larga lista: ser el primer club en ganar dos Champions consecutivas.

Pero como el madridismo es insaciable, ya les pedimos uno nuevo: ser el primer club en ganar tres Champions consecutivas. Es más, exijo a la UEFA que la próxima Final, la ponga en martes y así podamos decir eso tan manido de “trece y martes……………..”.

 Pero lo más importante no es eso, lo más importante es que el Madrid ha vuelto a hacer muy, muy felices a millones de personas. Y ese es el fin último del Real Madrid: procurar la felicidad. Aunque para ello haya que derribar escollos como la Juventus de Turín. Que dolor de muchachos, si dicen que el fútbol le debe una Champions al Atleti, con la Juve está entrampado para toda la vida……….. Forza Juve, fuiste un digno rival, pero parar a este equipo es muy complicado.

Y en el primer tiempo, lo intentaron. Vaya que sí. Tardaron sólo siete minutos en aguar nuestro vino de victoria con un golazo de Manzukic que confirmó mis negros presagios previos. En el descanso, las caras en el salón que mi Peña preparó con mimo eran de preocupación, el comentario general es que habían jugado mejor, que  dominaban la contienda. Pero todo eso sólo sirvió para que la victoria fuera aún más dulce, más celebrada.

Fue comenzar la segunda parte y mi particular test de los tres primeros minutos indicó que el Madrid que salió era el primo de Zumosol del que abandonó al descanso. Presión muy arriba, líneas juntas, circulación rápida, con Marcelo e Isco tomando el protagonismo que durante el primer tiempo se empeñaron en ofrecer en negativo. Y Modric volvió a sonreír, claro. Yo hice lo mismo. Supe que las aguas se abrirían y que Cristiano, cual Moisés, nos llevaría a la tierra prometida: el Olimpo de la Champions.

Con la inestimable ayuda de Casemiro, empeñado en dar la razón a Allegri, que no es tonto. Su gol fue el gol de la noche. Fue entonces cuando el madridismo supo que ya no había vuelta atrás y las puertas de la gloria se abrían gozosas, como los brazos de Penélope ante Ulises. Después ya sólo hubo alegría, confianza en la victoria y la exhibición de un equipo magnífico, lleno de talento, que atropelló a una Juve que llegaba con la vitola de equipo casi inexpugnable y volvió a Turín con el convencimiento que ya conocía cual era la cumbre de este deporte y que le quedaba muy, muy lejos.

Final. Ramos levantando de nuevo la Orejona y a volver a revivir tantas noches de alegría, con los cohetes, los brindis, los abrazos, niños felices con su corteo de banderas hasta la plaza donde espera una fuente blanca, talismán y promesa de felicidad presente y futura. Madridismo en vena, sintiendo como la felicidad iba, poco a poco, llenando todos mis poros. Cumplí mi ritual de mojarme de esa agua de la fuente blanca, ayudado por unos niños bañándose en ella, y ahí supe que el futuro es blanco.

Hace un tiempo dije aquí que se daban todas las condiciones para que este equipo  emulara a aquel Madrid de las Cinco Copas de Europa y llevamos camino de ello. Tenemos una envidiable capacidad económica, un gran presidente que aporta estabilidad (a ver quién es el guapo que se presenta a las elecciones este verano) y un equipo pleno de calidad y talento, pero con una juventud abrumadora de promesas futuras. Y lo mejor de todo, viene el VAR, herramienta imprescindible para evitar sucesos bochornosos vividos recientemente y que tanto dañan a este deporte.

Y es que si tiene mérito ganar tanto como ganan, hacerlo contra mafias tan chuscas como las que gobiernan el fútbol en la actualidad tiene triple mérito. Sólo dos datos para avalar lo dicho:  1.- Cuando al Barca en Liga le pitaron el último penalti en contra, el Madrid tenía dos Champions menos. 2.- Desde el 15 de septiembre de 2015 no le pitan un penalti a favor al Real Madrid en Champions. ¿Anomalías? Desgraciadamente no, no cuela.

Gracias por tanto Real Madrid. Un día menos para la Décimotercera.

Voy a poner la bandera blanca en el balcón, pero no me rindo………………. 

02 junio 2017

¿Isco o Bale? Los dos


         Mañana el Madrid tiene una cita con la historia. Que en su caso, con 11 Copas de Europa a cuestas, es mucho decir. Será un partido especial, como toda final de Champions y hay múltiples debates en torno al mismo. Pero la casquivana brigada mediático-mierdera de este país se ha encargado de proponer uno sobre el resto: ¿Jugará Bale o Isco en el once titular?

         Y aquí, para la previa, quiero dar las razones que me llevan a a decidir que, si yo fuera Zidane, no sólo jugaría con Bale de titular sino que Isco también sería titular.

         Primero.- Aunque pueda parecer raro, en principio me desmarco del debate creado de forma interesada; Isco no es el sustituto natural de Bale, aunque quieran reducir el debate a sólo ellos dos. Yo veo más a Isco en el mismo sitio que Benzemá, por ello mi propuesta sería jugar con un 4-3-1-2, donde Isco jugaría de media punta (su sitio natural) y arriba Cristiano y Bale con plena libertad. De esta forma aprovecharíamos del galés su capacidad de tiro lejano ante defensas cerradas y su condición de mejor cabeceador del continente en jugadas a balón parado.

         Segunda.- En caso de que Bale no aguantara y se lesionara antes de tiempo (damos por hecho que no está para aguantar 90 minutos) entraría Benzemá, con lo que tendríamos de forma natural el 11 que también ha funcionado en el tramo final de Liga con mucho tiempo para recomponer esquemas tácticos. Si saliera desde el banquillo en el minuto 65-70 aproximadamente, en caso de lesión, el equipo quedaría hipotecado en el tramo final, perdiendo un cambio a poco de terminar, máxime si se vislumbrara una posible prórroga.

         ¿Qué os parece? De todas formas, no nos engañemos, esta propuesta sólo es una escusa para entretenernos en debates estériles que nos ayuden a sobrellevar el eterno pre-partido. Sé que Zidane tiene muy claro su estrategia, confío en él, confío en el equipo y sólo espero que empiece ya el partido y el Madrid confirme que, aunque pueda parecer fatuo (que lo es), sólo depende de si mismo, pues es el mejor equipo del mundo.

         Hala Madrid y a esperar que al final no tengamos que pedir de nuevo el VAR.
         
          Franciscus: 1-2 en la prórroga. Amén.