Ayer
Mourinho hizo algo tan poco mouriñista como dar una entrevista exclusiva a
Marca. El supuesto motivo era el aniversario de la consecución de la Liga de
los récords. Pero no entiendo el hecho, pues lo entiendo como una claudicación
innecesaria hacia una prensa que lo crucificó, que mintió a sabiendas, que
fustigó a columnistas contra él, sólo para salvaguardar la titularidad de un
topo que no asumía su suplencia o como medio para implantar como verdad
incontrovertible la supuesta superioridad del tiquitaca culé y delbosquista sobre
cualquier otra forma de fútbol.
Quizás
no recuerde que demandó a Roberto Palomar, que era y es redactor jefe de Marca,
por insultarle diciendo que era «el típico personaje que se daría a la fuga
después de causar un atropello». Quizás no recuerde las portadas que
ilustran este artículo. Quizás. Yo no. Ni olvido ni perdón.
Mourinho
ganó un título que casi nadie le reconoce y que vale, quizás, por al menos una
Champions: Ganó para el Madrid el devolverle la autoestima de saberse campeón y ser el mejor, siempre. Tuvo
que enfrentar hercúleamente, y casi en solitario, la titánica tarea de destrozar
el mensaje culé impostado de los valores, el estilo y, sorpréndanse, de ser el mejor
equipo de la historia. ¡¡Toma ya¡¡
De
su etapa siempre me quedará el mejor recuerdo. Mourinho ha encarnado como nadie
el orgullo de sentirse madridista, de anteponer el club a cualquier otro interés,
de no dejarse amilanar por intereses espurios, por no claudicar ante las
enormes campañas mediáticas que intentaron socavar su autoridad y que, al
final, pudieron con él.
Por
eso no entiendo su entrevista de hoy, la entiendo como una claudicación, como
una traición al mensaje que él transmitió: "Señorío es dejarlo todo en el
campo", dijo. Esa frase apareja además otro mensaje: Cuando lo has dejado
todo, te importa un bledo todo lo demás, puedes dormir tranquilo. Como creo que
él lo dejó todo, quizás más de lo necesario a veces, por eso hoy puede
prescindir con toda naturalidad de otorgar su imagen para un medio que procuró su
derrota en muchas ocasiones.
No
te amilanes José, ni hoy ni nunca. No los necesitas, hoy menos que nunca. Por
eso, espero y deseo que nunca más vuelvas a rebajarte ante quienes te lincharon
mediáticamente. Nunca.
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