
La marcha de Bale al Tottenham es la crónica de un divorcio anunciado. Sus desacuerdos con Zidane conllevaban obligatoriamente que, como en los duelos del salvaje oeste, alguno de los dos tenía que acabar en el suelo. Por esta parte hay que alegrarse, puesto que la caída de Bale es signo de que a Zidane (y al Real Madrid en consecuencia) le ha ido bien. La alternativa era funesta. Por ello, mal que me pese, que Bale salga, es bueno para el Madrid.
¿Y para él? Pues seguro
que también. Éste acuerdo con los Spurs es un win win de manual. Gana el Madrid
al quitarse un problema y un sueldo muy alto, gana Bale que podrá volver a
jugar con la normalidad que sus lesiones le permitan (apuesto aquí que serán
muchas menos que aquí, pues en la Premier no tendrán barra libre los
carniceros), tendrá una afición de su lado y volverá a disfrutar de su
profesión. Y al Tottenham de Mou le viene de fábula contar con un superclase
mundial asumiendo sólo el riesgo de su ficha.
Pero ojo, da la impresión que es un adiós definitivo, cuando puede que no sea así. La cesión es por un año y, si por desgracia las cosas no van bien y Zidane tiene que salir, Bale puede volver. Pero todo apunta que no. Bale tiene que estar de madridistas vinagre y piperos, periodistas xenófobos despreciables y tontos en general hasta las pelotas y más allá. Viendo las imágenes de su recepción en tierras inglesas, comparándolas con las de la rotonda de Valdebebas, sería de imbéciles volver.
Sólo queda desearle suerte y que, como leyenda que es, vuelva en el futuro a estar vinculado de alguna forma al club. Porque es leyenda blanca, vaya que sí. Pese a lo que muchos de los arriba citados pregonan, el galés nos ha dado ese punto de calidad sin el que no hubiera sido posible las 4 Champions que ganó y en las que, nunca olvidaremos, tuvo un protagonismo fundamental.
Sólo por recordar, cuando
llegó Bale al Madrid, íbamos por la Novena, Cristiano y Benzemá ya llevaban 4
años, Marcelo 7 y Sergio Ramos 8 años en el club, sin ser capaces de ganarla.
Fue llegar él y ganar la Décima ¿casualidad? Puede, si no fuera porque después
llegaron otras 3 más.... Dicho esto con el único ánimo de poner algo de
perspectiva al paso del galés por el Real Madrid.
Si Zidane es leyenda por
su volea de la Novena, Casillas por sus milagrosas paradas en el mismo partido,
Ramos en el empate de la Décima, Mijátovic por el gol de la Séptima…… ¿Cómo no
va a ser leyenda quién marcó el gol de la victoria de la Décima, marcó cojo el
penalti de la Undécima y marcó quizás el mejor gol de una final de Champions en
la Décimotercera?
Y tampoco olvidaré su gol
en semifinales contra el City que nos dio el pase a la final. Ese lo viví en
directo en una de las mejores noches de fútbol que recuerdo. Sin embargo, mi mejor recuerdo de Bale no está asociado a la Champions: nunca
olvidaré la alegría y la eterna carcajada tras el destrozo a Bartra. Corrió
tanto porque millones de madridistas empujaban en sus riñones al unísono.
Con su llegada a los Spurs, sólo decir que me alegro tristemente, pues esta despedida es como cuando se marcha tu hija a la Universidad, agridulce, con un punto de emoción contenida y orgullo por saber que alcanzó su sueño, aunque sabes que se marcha de tu lado, quizás para siempre. Si, sé que alcanzó el sueño que refleja la foto que ilustra este artículo.
Mucha suerte Gareth. Sólo
te deseo que Mourinho te vuelva a hacer sonreír.