
"Choque contra el muro blanquiazul"
Deportivo 0 – Real Madrid 0
Actualmente los coches, para ser homologados, se someten a ensayos de impacto o crash test. En ellos se hace chocar el vehículo contra un muro y se evalúan los daños tanto sobre el vehículo como sobre los ocupantes. El vehículo que cumple de forma sobresaliente con el ensayo se le dan cinco estrellas.
Ayer el Real Madrid realizó en Riazor un crash test y, la verdad, salió muy dañado de sus continuos choques e impactos contra Aranzubia y los postes. El Real Madrid sufrió daños tanto en la clasificación (volvemos a los siete puntos de abismo) como en su moral y crédito. Hasta la rueda de prensa del entrenador sufrió sus efectos.
Para explicar el resultado, no me valen los argumentos de aquellos ventajistas que, una vez visto lo visto, son como los economistas de Wall Street, que nos explican con todo lujo de detalles como ocurrió el desastre, pero fueron incapaces de preveerlo ni cuando se desarrollaba ante sus narices.
Éstos aducen que si el Madrid hubiera hecho en el primer tiempo lo que en el segundo, otro gallo cantaría. Niego la mayor, en el primer tiempo no había que levantarse las faldas y atarse los machos porque la situación no lo exigía. La alineación era correcta, con un Kaká que habrá que introducir poco a poco (yo siempre he sido partidario de recuperar a los jugadores como titulares y no en los minutos de la basura) y con la, para mí no entendible, titularidad de Benzemá, dado que jugó el miércoles.
No, simplemente hay días en que las porterías se ponen de través, las piernas se enredan y embolillan y el portero rival se gana su sueldo, con vacaciones, pagas extras y productividad incluidas. Y ayer fue uno de esos días.
A ratos del segundo tiempo sufrí un dejá vu (para los de la ESO, experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación) y rememoré aquel célebre partido de semifinales de Copa de Europa, en casa del PSV Eindhoven, en el que los postes y Van Breukelen se aliaron para que Michel, Butragueño y compañía se desencajaran ante la certeza de que el tren de su vida pasaba lentamente y ellos tenían los cordones atados al andén.
Hoy aún sigo sin explicarme como los acontecimientos se engarzaron de forma tal que impidieron que un equipo infinitamente superior, fuera incapaz de vencer la eliminatoria. Ayer, si se trata de explicar, pasaría lo mismo. El Madrid fue superior de principio a fin, controló todos los aspectos del juego, puso toda su artillería a quemar toda la pólvora del arsenal ............ para nada.
Hay un dato que quizás explique tanta ingratitud divina. Cristiano lleva sólo un gol en los nueve últimos partidos. Extraña a propios y extraños que un futbolista así, tan pertinaz, tan constante, tan ansioso de gol y de victoria, no vea recompensados sus esfuerzos. Pero el fútbol es fútbol, que diría Vujadin Boskov. Y no siempre gana el que lo merece.
Yo lo siento, pero por mi parte considero el partido de ayer la tercera señal del Armageddon, y por tanto declaro oficialmente perdida la Liga. Salvo automutilaciónes en masa culés. Son tres partidos. Creo que la distancia es demasiado importante para recortársela a un Barcelona que está ganando de forma muy cómoda la mayoría de sus encuentros.
Me gustó: Benzemá, salvo el pequeño detalle de que está negado ante el gol. Y el planteamiento de Mou.
No me gustó: Kaká, que sigue sin estar. Pepe, que sigue empeñado en difuminar sus méritos futbolísticos con sus deméritos psicóticos. Y el cuarto árbitro. Otro que quiere salir gratis en los papeles a costa de Mou.
Pepito Grillo: Tengo una entrada casi preparada sobre lo mismo y no es plan de tirarla a la basura, pero he de apuntarlo. Mourinho no puede salir, precisamente anoche, a quejarse del calendario. No es de recibo. Vale que ya lo había dicho antes, vale que tiene más razón que un santo, vale que este es un país libre. Pero el mismo argumento anoche se antoja excusa de llorón. Ni era sitio, ni momento ni lugar.
Y, aunque creo que es una persona inteligente, y que en fútbol cuando nosotros vamos, él ya ha almorzado, puesto un pino y vuelve; me extraña que dé tanta cancha a personajes intrascendentes que pululan como motas de polvo sobre los campos de fútbol. Si, me refiero a sus continuos desencuentros con el cuarto árbitro.
Rappel: Veo a Borja Valero de blanco impoluto.
Actualmente los coches, para ser homologados, se someten a ensayos de impacto o crash test. En ellos se hace chocar el vehículo contra un muro y se evalúan los daños tanto sobre el vehículo como sobre los ocupantes. El vehículo que cumple de forma sobresaliente con el ensayo se le dan cinco estrellas.
Ayer el Real Madrid realizó en Riazor un crash test y, la verdad, salió muy dañado de sus continuos choques e impactos contra Aranzubia y los postes. El Real Madrid sufrió daños tanto en la clasificación (volvemos a los siete puntos de abismo) como en su moral y crédito. Hasta la rueda de prensa del entrenador sufrió sus efectos.
Para explicar el resultado, no me valen los argumentos de aquellos ventajistas que, una vez visto lo visto, son como los economistas de Wall Street, que nos explican con todo lujo de detalles como ocurrió el desastre, pero fueron incapaces de preveerlo ni cuando se desarrollaba ante sus narices.
Éstos aducen que si el Madrid hubiera hecho en el primer tiempo lo que en el segundo, otro gallo cantaría. Niego la mayor, en el primer tiempo no había que levantarse las faldas y atarse los machos porque la situación no lo exigía. La alineación era correcta, con un Kaká que habrá que introducir poco a poco (yo siempre he sido partidario de recuperar a los jugadores como titulares y no en los minutos de la basura) y con la, para mí no entendible, titularidad de Benzemá, dado que jugó el miércoles.
No, simplemente hay días en que las porterías se ponen de través, las piernas se enredan y embolillan y el portero rival se gana su sueldo, con vacaciones, pagas extras y productividad incluidas. Y ayer fue uno de esos días.
A ratos del segundo tiempo sufrí un dejá vu (para los de la ESO, experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación) y rememoré aquel célebre partido de semifinales de Copa de Europa, en casa del PSV Eindhoven, en el que los postes y Van Breukelen se aliaron para que Michel, Butragueño y compañía se desencajaran ante la certeza de que el tren de su vida pasaba lentamente y ellos tenían los cordones atados al andén.
Hoy aún sigo sin explicarme como los acontecimientos se engarzaron de forma tal que impidieron que un equipo infinitamente superior, fuera incapaz de vencer la eliminatoria. Ayer, si se trata de explicar, pasaría lo mismo. El Madrid fue superior de principio a fin, controló todos los aspectos del juego, puso toda su artillería a quemar toda la pólvora del arsenal ............ para nada.
Hay un dato que quizás explique tanta ingratitud divina. Cristiano lleva sólo un gol en los nueve últimos partidos. Extraña a propios y extraños que un futbolista así, tan pertinaz, tan constante, tan ansioso de gol y de victoria, no vea recompensados sus esfuerzos. Pero el fútbol es fútbol, que diría Vujadin Boskov. Y no siempre gana el que lo merece.
Yo lo siento, pero por mi parte considero el partido de ayer la tercera señal del Armageddon, y por tanto declaro oficialmente perdida la Liga. Salvo automutilaciónes en masa culés. Son tres partidos. Creo que la distancia es demasiado importante para recortársela a un Barcelona que está ganando de forma muy cómoda la mayoría de sus encuentros.
Me gustó: Benzemá, salvo el pequeño detalle de que está negado ante el gol. Y el planteamiento de Mou.
No me gustó: Kaká, que sigue sin estar. Pepe, que sigue empeñado en difuminar sus méritos futbolísticos con sus deméritos psicóticos. Y el cuarto árbitro. Otro que quiere salir gratis en los papeles a costa de Mou.
Pepito Grillo: Tengo una entrada casi preparada sobre lo mismo y no es plan de tirarla a la basura, pero he de apuntarlo. Mourinho no puede salir, precisamente anoche, a quejarse del calendario. No es de recibo. Vale que ya lo había dicho antes, vale que tiene más razón que un santo, vale que este es un país libre. Pero el mismo argumento anoche se antoja excusa de llorón. Ni era sitio, ni momento ni lugar.
Y, aunque creo que es una persona inteligente, y que en fútbol cuando nosotros vamos, él ya ha almorzado, puesto un pino y vuelve; me extraña que dé tanta cancha a personajes intrascendentes que pululan como motas de polvo sobre los campos de fútbol. Si, me refiero a sus continuos desencuentros con el cuarto árbitro.
Rappel: Veo a Borja Valero de blanco impoluto.