Málaga
1 – Real Madrid 2
Málaga
recibió en contra de su costumbre: frío y lluvia. El equipo llegó con menos
descanso que nadie. Y por fin lo denunció Carlo, que es más mourinhista de lo
que parece. Alineación de gala, dentro los condicionantes. Porqué Isco, el
boquerón, en sólo dos partidos ya ha dejado claro que el hueco de Modric no lo
llena él, le pertenece.
Atrás
quedaron aquellos inicios aburguesados de otros tiempos. Este equipo sabe y
quiere ganar, mientras antes, mejor. Mientras más, mejor. A los 3 minutos el
desconcertante Bale ya había avisado a Kameni de que iba a ser una noche de
perros. Y lo fue para el camerunés. El Madrid es especialista en casting de
porteros rivales y el malaguista de ayer pasó con mejor nota (como es
tristemente habitual) que el nuestro.
Casillas,
demostró de nuevo que las suplencias, pese a su indiscutible veteranía, son
para él como el microondas para el pescado, lo abotargan y reblandecen. En un
partido de sólo regular exigencia dio muestras de lo mejor y lo peor. Lo mismo
te saca de dentro – no sé si entró – un balón imposible, como casi se mete un
tiro de niño de cuarto de primaria. Seguiremos esperando a Carlo.
Enfrente
teníamos un Málaga culérizado, con continuas reclamaciones, manos en alto, caídas
teatrales (desde aquí reclamamos el Óscar para Castillejo por sus continuos e
insistentes chapuzones) y demás parafernalia que creíamos desterrada pero que
aún dan sus frutos, y más si son contra el Madrid. Si no, que se lo pregunten a
Isco Boquerón, perdón, Alarcón. No obstante, los malacitanos no perdieron en
ningún momento la cara al partido, y habría que recordar que otros aspirantes
se dejaron aquí dos puntos no hace demasiado.
En
otros tiempos de incertidumbre, quizás este partido hubiera muerto en tablas,
quizás. Pero con este Madrid, no. Este equipo es una máquina de hacer fútbol
tan plena de talento como de entrega, tan llena de ambición como de humildad
para ayudar al compañero, tan letal a la contra como imperial en el manejo del
partido. Un equipo pleno de juventud madura y experta. Un señor equipo.
Los que
vieron a Cristiano fallar ayer lo que falló, grábenlo. Porque no volverán a
verlo otra vez. Pero el Balón de Oro, curiosamente, no hizo demasiados
aspavientos quejándose de su mala estrella, ayer no. A cambio ofreció un
partido pleno de entrega y generosidad, con el equipo y con sus compañeros de
delantera. Ya saben sus próximos rivales lo que les espera: hoy no marcó. Sólo
se limitó a asistir a Benzemá y Bale. Sólo eso.
Ayer se
batió un récord, si, pero lo mejor, estoy seguro, está por llegar. A por ellos.
Me gustó: Isco y
Kroos, Kroos e Isco. Fantásticos. Además me encantó comprobar que por fin una
grada aclamara a un exjugador que los abandonó por el Real Madrid. Ya está bien
de que encima que dejamos la chequera, quedemos como explotadores coloniales.
No me gustó: Los
laterales no acaban de llegar a la media del equipo. No es que estuvieran mal,
pero desmerecieron el conjunto. De Casillas sólo espero que hable Carlo. Y del
árbitro, a Sánchez Arminio.
Pepito Grillo: Esta
semana hemos asistido a dos polémicas en el madridismo, una externa y otra
interna. A falta de argumentos deportivos para rajar, buscamos en los detalles,
que es donde está el demonio. La externa es la eliminación de la cruz del
escudo en una tarjeta. Polémica ya vieja, de marzo de 2012, que nuevamente sale
a la luz. No creo que sea conveniente renunciar a un símbolo de tu identidad
por dinero. El Real Madrid es y debe ser un club transversal y con estas decisiones
sólo se contribuye a asumir criterios religiosos donde sólo hay deporte. Somos
un club tolerante y sólo quienes negocien desde esa exigencia son dignos de
compartir nuestro escudo.
La
interna es la persecución y crítica de que ha sido objeto la Asociación
Primavera Blanca. Nunca comprenderé la obsesión cainita y la lucha de egos que históricamente
sufre este madridismo, tan universal en sus planteamientos como paleto en sus
cuitas de portales de barrio. Este enfrentamiento, aunque tan ínfimo y reducido
que estoy convencido que el 80% del madridismo ni se ha enterado, afecta a la
grada de animación. Por eso me preocupa. Proyecto ilusionante que al parecer no
interesa defender por tantos que tachan como “pipero” al Estadio. Cordura, por
favor. Y mesura en el ego por parte de todos.
Franciscus: Jesé,
Bigflow, será determinante en abril. Hoy casi nadie se acuerda de él, pero nos
refrescará la memoria brutalmente con su fútbol.
Chapó.
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