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Ancelotti es, no lo olvidemos, apuesta personal de Florentino

30 noviembre 2014

Récord, pero merecimos más


Málaga 1 – Real Madrid 2

Málaga recibió en contra de su costumbre: frío y lluvia. El equipo llegó con menos descanso que nadie. Y por fin lo denunció Carlo, que es más mourinhista de lo que parece. Alineación de gala, dentro los condicionantes. Porqué Isco, el boquerón, en sólo dos partidos ya ha dejado claro que el hueco de Modric no lo llena él, le pertenece.

Atrás quedaron aquellos inicios aburguesados de otros tiempos. Este equipo sabe y quiere ganar, mientras antes, mejor. Mientras más, mejor. A los 3 minutos el desconcertante Bale ya había avisado a Kameni de que iba a ser una noche de perros. Y lo fue para el camerunés. El Madrid es especialista en casting de porteros rivales y el malaguista de ayer pasó con mejor nota (como es tristemente habitual) que el nuestro.

Casillas, demostró de nuevo que las suplencias, pese a su indiscutible veteranía, son para él como el microondas para el pescado, lo abotargan y reblandecen. En un partido de sólo regular exigencia dio muestras de lo mejor y lo peor. Lo mismo te saca de dentro – no sé si entró – un balón imposible, como casi se mete un tiro de niño de cuarto de primaria. Seguiremos esperando a Carlo.

Enfrente teníamos un Málaga culérizado, con continuas reclamaciones, manos en alto, caídas teatrales (desde aquí reclamamos el Óscar para Castillejo por sus continuos e insistentes chapuzones) y demás parafernalia que creíamos desterrada pero que aún dan sus frutos, y más si son contra el Madrid. Si no, que se lo pregunten a Isco Boquerón, perdón, Alarcón. No obstante, los malacitanos no perdieron en ningún momento la cara al partido, y habría que recordar que otros aspirantes se dejaron aquí dos puntos no hace demasiado.

En otros tiempos de incertidumbre, quizás este partido hubiera muerto en tablas, quizás. Pero con este Madrid, no. Este equipo es una máquina de hacer fútbol tan plena de talento como de entrega, tan llena de ambición como de humildad para ayudar al compañero, tan letal a la contra como imperial en el manejo del partido. Un equipo pleno de juventud madura y experta. Un señor equipo.

Los que vieron a Cristiano fallar ayer lo que falló, grábenlo. Porque no volverán a verlo otra vez. Pero el Balón de Oro, curiosamente, no hizo demasiados aspavientos quejándose de su mala estrella, ayer no. A cambio ofreció un partido pleno de entrega y generosidad, con el equipo y con sus compañeros de delantera. Ya saben sus próximos rivales lo que les espera: hoy no marcó. Sólo se limitó a asistir a Benzemá y Bale. Sólo eso.

Ayer se batió un récord, si, pero lo mejor, estoy seguro, está por llegar. A por ellos.

Me gustó: Isco y Kroos, Kroos e Isco. Fantásticos. Además me encantó comprobar que por fin una grada aclamara a un exjugador que los abandonó por el Real Madrid. Ya está bien de que encima que dejamos la chequera, quedemos como explotadores coloniales.

No me gustó: Los laterales no acaban de llegar a la media del equipo. No es que estuvieran mal, pero desmerecieron el conjunto. De Casillas sólo espero que hable Carlo. Y del árbitro, a Sánchez Arminio.

Pepito Grillo: Esta semana hemos asistido a dos polémicas en el madridismo, una externa y otra interna. A falta de argumentos deportivos para rajar, buscamos en los detalles, que es donde está el demonio. La externa es la eliminación de la cruz del escudo en una tarjeta. Polémica ya vieja, de marzo de 2012, que nuevamente sale a la luz. No creo que sea conveniente renunciar a un símbolo de tu identidad por dinero. El Real Madrid es y debe ser un club transversal y con estas decisiones sólo se contribuye a asumir criterios religiosos donde sólo hay deporte. Somos un club tolerante y sólo quienes negocien desde esa exigencia son dignos de compartir nuestro escudo.

La interna es la persecución y crítica de que ha sido objeto la Asociación Primavera Blanca. Nunca comprenderé la obsesión cainita y la lucha de egos que históricamente sufre este madridismo, tan universal en sus planteamientos como paleto en sus cuitas de portales de barrio. Este enfrentamiento, aunque tan ínfimo y reducido que estoy convencido que el 80% del madridismo ni se ha enterado, afecta a la grada de animación. Por eso me preocupa. Proyecto ilusionante que al parecer no interesa defender por tantos que tachan como “pipero” al Estadio. Cordura, por favor. Y mesura en el ego por parte de todos.


Franciscus: Jesé, Bigflow, será determinante en abril. Hoy casi nadie se acuerda de él, pero nos refrescará la memoria brutalmente con su fútbol.

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