Olympique de Lyon 0 – Real Madrid 2
Como dice la canción de Presuntos Implicados ¡¡ Como hemos
cambiado !!. Sólo hace dos años, dos, el Real Madrid volvía de Gerland con el
rabo entre las piernas. Pellegrini era incapaz de explicar poco después como un
equipo cuajado de estrellas fue apeado, por octava vez consecutiva, de los
octavos de Champions.
Hoy esa historia es inimaginable. Con independencia del
rival que toque, con independencia de si eres primero o segundo de grupo, da
igual. Hoy el Real Madrid se siente y ejerce de equipo ganador. Vuelve a ocupar
su lugar natural en el estatus futbolístico. Anoche el Madrid se sintió seguro
y dominador desde el primer hasta el último minuto.
Y es una confianza tan grande que ni les inquieta la exigua
distancia en el marcador. Ayer volvió a desplegar un fútbol tan rápido, tan
vertical, tan presionante que sólo la eficacia fue la virtud que faltó, e hizo
que no se alcanzara la perfección. Siguen por tanto siendo humanos.
Lástima que Di María, en su ánimo de parecerse al
correcaminos (dicen las malas lenguas que ya hace bip, bip, bip), fuera incapaz
de dilucidar con nitidez esa décima de segundo necesaria para transmutar el
peligro en pase de gol. Y Ozil, que es el amo de ese segundo eterno, inmaterial,
pecó de desmayo. Casi pareció Talavante, cuando da esos pases con la muleta a
ras, el además desmayado y el giro cadencioso y lento de muñeca.
Lástima también de Benzemá, perfecto toda la noche, pero
siempre con un Don Tancredo delante, haciendo gala de su visión plena de
fútbol, su clase inmensa y su innata disposición a la pared imposible. Pero da
igual, queda Cristiano, que como dice mi madre, si no mancha, tizna. Al portero
rival, claro. Aunque ayer sólo marcó dos.
Hoy los pocos supervivientes del ejército pellegrinista (con
Valdano al frente) debería capitular y dar la guerra ( y las excusas) por
perdidas. Si en la segunda parte del partido celebrado aquel infausto 10 de
marzo de 2010 ( hace sólo un año y ocho meses ) Pellegrini hubiera sido capaz
de infundir el espíritu que hoy anida en los corazones blancos, el Olympique
nunca hubiera pasado la eliminatoria. Con sólo eso.
Pero agua pasada no mueve molino. Aunque quizás la realidad
de hoy sea consecuencia de los errores del pasado.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarCoentrao, ¿que has hecho con tus comentarios? ¿Te arrepentiste?
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