El 28 de junio de 1914 se produjo en Sarajevo el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria. Su verdugo fue Gavrilo Princip, un joven nacionalista serbio. Este suceso se considera el detonante de la I Guerra Mundial, pues debido a él se desató una crisis diplomática cuando Austria-Hungría dio un ultimátum al Reino de Serbia y se invocaron las distintas alianzas internacionales forjadas a lo largo de las décadas anteriores. En pocas semanas, todas las grandes potencias europeas estaban en guerra y el conflicto se extendió a muchas otras áreas geográficas.
El pasado miércoles, 13 de junio, día de San
Antonio, un alopécico recién llegado al poder como presidente de la FEF cesó,
en una decisión sin precedentes, a Julen Lopetegui como entrenador de España a
dos días de empezar el Mundial. Podrá vestir el cuento con tules multicolores, lo
explicará miles de veces con su verborrea buenista y llena de farfolla, pero la
verdad, la única verdad, es que se cagó. Si, chorreras malolientes muslos abajo
en el avión que le trasladaba de Moscú a Krasnodár.
En ese trayecto Rubiales pasó del normal
trágala del primer comunicado oficial dando la enhorabuena a Julen a la
desesperación más histérica al comprobar que la jauría mediática (Maxim H. dixit)
reclamaba su tributo, saciar con sangre blanca la sed que les provoca la bilis
antimadridista que inunda la mayoría de las redacciones de este país. Como he
dicho, es un hecho sin precedentes, es la prueba irrefutable de que el Real
Madrid despierta en la gran mayoría de periodistas deportivos españoles no
antipatía, no, les provoca un odio exacerbado, que les impide aceptar con
normalidad cualquier acción, actuación, victoria o comentario de ese equipo.
Con estos antecedentes se realizó la
tradicional presentación del ex como entrenador del Real Madrid y en el turno
de presentación, Florentino Pérez dijo una frase que, creo, puede suponer un
antes y un después en las relaciones del Real Madrid y los medios periodísticos
de este país. Dijo: “Ha llegado el
momento de hacer frente a los que sólo intentan dañar la imagen de nuestro club”. Para mí,
con esta frase se certifica que, al igual que el asesinato de Francisco
Fernando, la destitución de Lopetegui en la Selección española es el detonante,
es la chispa que ha provocado el inicio de la primera guerra Real Madrid -
Medios. Bienvenida sea.
Y Florentino, que al fin se cayó del caballo,
sabe que en esa guerra no estará solo. El madridismo, como un único hombre, llenará
tras él las trincheras, pues ha podido ver en esta historia que nunca, nadie,
nada de lo que haga el Madrid será juzgado ecuánimemente. Ojalá el club, de una
vez, se defienda de unos medios dañinos que le faltan al respeto una y otra vez (Antoñito
Romero se pasea impunemente por el Bernabeu tras llamar hijo de puta a Benzemá),
que no dudan en perjudicarlo (vergüenza ajena dio la campaña con Ramos y Salah)
y que alientan campañas dirigidas a fomentar la violencia antimadridista
(Castaño llamando a todas las aficiones de España a imputar como traidor a
Lopetegui), etc………. como ya hicieran con Mourinho.
Mourinho (no su dedo) señaló el camino, pero
Florentino Pérez optó en aquella ocasión por el buenismo y el dontancredismo. Espero
y exijo como madridista que de una buena vez por todas se acabe con esa
política de sumisión ante medios y periodistas tóxicos, amarillistas y
maleducados. Espero que nunca más vea una entrevista a un jugador madridista
como la última de Varane en el As. Espero que nunca más oiga una entrevista de
un madridista en programas nocturnos de Carreño o Castaño. Nunca más. Las manos
de la prensa, fuera del Madrid.
Y para acabar, desde mi insignificancia,
propongo dos líneas a seguir: Restricción de acreditaciones y atacar en el
único flanco que les duele: la publicidad que los sostiene. En la primera el
club tiene la última palabra, en la segunda, el madridismo.
Enormes posibilidades de que este año gane el Balón de Oro Luka Modric. Su mundial está siendo fantástico y como Croacia levante el trofeo (lo juro, lo deseo con toda mi alma) el "pony" será elegido como mejor jugador del torneo y ganará el Balón de Oro, por encima de CR7, Messi, Neymar y otros candidatos.
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