Real Madrid 2 - Valencia 1
Tres puntos más, un
partido menos. Esa es la única verdad absoluta del partido, lo demás, como casi
todo, opinable. Podemos rescatar aquel debate ochentero de si era mejor la cara
A o la B del último longplay de Status Quo, aplicándolo a la recién descubierta
dualidad del equipo blanco. Podemos debatir si Marcelo es un puto genio y debería
ser el extremo titular de este equipo o si es un desastre defensivo, que para
el ataque sube como brioso corcel árabe y para defender baja como artrítico
burro manchego. También podemos debatir si Zidane es un buen entrenador (es el
que mejores cifras tiene en la historia del club a estas alturas) o sólo tiene
flor.
Si quedan ganas podemos
debatir si el Madrid es que tiene suerte en los minutos finales o es que le
sale así de natural, aunque acotando, claro está, que tantas veces suerte suele
indicar la existencia de razones ajenas a este don (cuando alguien gana
habitualmente a la ruleta es un indicio claro de fuerzas externas al azar).
Podemos debatir incluso si el Bernabeu, cuando le da por apretar en lugar de
silbar, es una fuerza poderosa que suele inclinar los partidos del lado de los
blancos, los suyos….. De todo podemos debatir, pero lo único, lo
incuestionable, es que quedan cuatro partidos para ganar la Liga.
Y de todos los debates
anteriores, mi opinión es que la cara A es mejor que la B, pero tiene tres
marchas menos, que Zidane no es tonto, aunque haya muchos "listos"
que le ofrezcan lecciones gratuitas sin haberse puesto un chándal fuera de un
domingo mañananero con un perol en el campo. Sobre Marcelo, si tuviéramos alguien
fiable atrás que no es el caso, lo colocaría en situaciones de estrés como
extremo, pero hasta entonces debemos fiar la suerte a que el saldo entre lo que
aporta, que es muchísimo, y lo que perdemos con él, que es bastante, sea
favorable.
Y el Madrid no tiene
suerte en los minutos finales, la busca. Es como un amigo de mi juventud,
infatigable a la hora de sacar a bailar a las chicas, casi siempre, al final
alguna lo acompañaba a la pista en penumbras. Lo daba todo, no se arredraba
nunca ante las negativas sarcásticas, ante dolores de pies repentinos, ante
nada………. siempre lo intentaba, hasta la última canción y siempre había alguien
que apreciaba sus esfuerzos y obtenía su recompensa. Ese es el Real Madrid,
hasta el final, vamos Real.
La Liga se vislumbra
blanca, pese a que la jauría mediática (cuidando por sus intereses de mantener
viva la ilusión de todos) intente vender día si, día también, que el único club
que depende de sí mismo para ser campeón y que aspira a Campeón de Champions es
una pléyade de problemas, mientras en el noroeste, es el país de las
maravillas. Y de los valors, claro está.
A por ellos.
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