Una vez más pírrica victoria de los de Capello, que fiel a su estilo presentó un equipo pensado para el control del partido. Aunque este Madrid a mí particularmente me gusta más que el que cerró el año, no es menos cierto que, para ser un equipo puntero en España y Europa, le falta varias toneladas de gol y de peligrosidad en ataque.
Las novedades (Torres, Gago e Higuaín) volvieron a demostrar clase, garra y ganas de agradar, pero sus resultados fueron desparejos con el resto del equipo, especialmente la tripleta atacante (Reyes, Robinho y Van Nilstelroy) que volvió una vez más a dejar claro que les falta mucho para igualar a otras delanteras continentales. Si a eso le unimos el demarraje de Ronaldo y Beckam, la plaga de lesiones y las veleidades del entrenador, nos encontramos con un equipo cortito, que perdió una eliminatoria de la Copa del Rey con los suplentes de un equipo de la zona baja de la tabla y que da la impresión de que, a poco que nos enfrentemos con alguien de más fuste que el equipo de ayer, volveremos a pasar más fatigas de la cuenta.
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