"Tú, díles a los del Madrid que yo soy el dueño del balón"
Xavier Hernández dio ayer, en vísperas del
partido más transcendente de esta fase de clasificación para el Mundial, una entrevista a Catalunya Radio en la que volvía a arremeter y criticar al Real
Madrid, su juego y a la persona de su técnico. El Real Madrid es el equipo del
grupo más numeroso de jugadores de la Selección, excluyendo sus propios
compañeros.
Lo peor no son las declaraciones repudiables,
sino que no es la primera vez que hace gala de este comportamiento descortés y,
sobre todo, inoportuno. Ya hizo lo mismo y con el mismo sesgo en la previa del
partido inaugural de España en la pasada Eurocopa, hecho que ya analizamos en
su momento mediante la entrada correspondiente de Todo Real Madrid.
Vicente del Bosque, a mi entender, además de
organizar los entrenamientos, ordenar la táctica y formar las alineaciones,
también debe cuidar que ningún comportamiento de miembros del grupo atente al
buen orden y la armonía del propio grupo. Es más, pasa esta labor por ser uno
de sus mayores logros al frente de la Selección, dado que al parecer su máximo
valor como entrenador es saber gestionar al grupo y que el “buen rollito” sea
su seña de identidad.
Como es obvio, estas premisas podrían darse
con el resto de seleccionables, pero al parecer D. Xavier Hernández está fuera
de categoría y nunca ha sido objeto del necesario y objetivo reproche por parte
de Del Bosque con motivo de estas manifestaciones y declaraciones malsonantes,
soberbias y faltas de valors.
Y sin embargo no lo hizo, porque podemos
colegir que si hubiera sido reprendido en la primera ocasión, nunca se habrían
producido las declaraciones recientes, ergo podemos deducir que nunca ha sido amonestado.
¿Porqué? Pues simple y llanamente por la
misma razón por la que fue destitutido / apartado / caducado / dimitido /
repudiado (táchense las razones que se juzguen menos oportunas) del Real
Madrid. Y me explico:
Se ha especulado mucho con la marcha de Del
Bosque del Real Madrid con motivo del intento de condecoración por parte del
club. Se ha dicho por parte de unos que se le destituyó, otros que no quiso
renovar, otros que unos por otros se murió el burro, etc.... Pero lo que nadie
dice es que la gran mayoría de los socios y simpatizantes del Real Madrid
estaban en aquel momento, y hablamos de abril de 2003, de acuerdo en que era
necesario cambiar de rumbo y buscar otro entrenador.
Su gestión de los galácticos fue nefasta, no
imponiéndose en ningún momento a los pesos pesados del vestuario, a los
divismos de sus estrellas y a los gustos y rarezas de casi todos. Su operativa
se limitaba a intentar bailar el agua a unos y otros de forma que le salpicara
lo menos posible. Es más, en aquellos momentos, tras los penosos episodios de
la eliminatoria de Turín y la consecución de la Liga, lo que traslucía del
entonces permeable y transparente vestuario blanco era que el entrenador era
una figura decorativa que procuraba no interponerse entre las disposiciones,
exigencias y dictaduras domésticas de los Hierro, Raúl, Figo, Ronaldo, Zidane,
etc....
Y así fue como llegó la fatídica noche del 22de junio, donde los capitanes hicieron gala de un comportamiento narcisista,
consentido y pueril ante la complacencia y el pasotismo de Del Bosque. Los
ninguneados Florentino Pérez y Valdano asistieron atónitos al “yo no quiero
saber nada” del Marqués del Nabo cuando le exigieron que la plantilla diera la
vuelta de honor al Bernabeu.
Y allí se firmó, definitivamente, su
sentencia. Lo demás es historia, que como todos sabemos, se cuenta, se modifica
y se cuenta según la conveniencia del narrador.
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