Empezó para nosotros la Eurocopa a lo grande, con un choque entre dos de
las grandes potencias futbolísticas de hoy en día. Cualquier partido de
cualquier época hubiéramos dado por bueno el empate a priori. Italia es nuestro
coco, no le hemos ganado NUNCA en partido oficial. Ojo, NUNCA.
Sin embargo, como
si se tratara de una semifinal de Champions desnivelada o como si los errores
recientes ya hubieran desaparecido de nuestra memoria colectiva, allí estaba
España y los españoles (uff, lo que recuerda esto a otros tiempos), pavoneándose
ante el mundo, señalándose su estrellita sobre el escudo diciendo ojito, que
somos los campeones del mundo. Lástima que se nos olvidara que los italianos
tienen cuatro sobre su pecho.
Y aunque Del Bosque
tenía muy presente esa paridad, casi inferioridad histórica, y nunca transitó
por la senda zapateril del optimismo antropológico su, según cuentan, proverbial
humildad sólo equiparable a la del exhausto Pep, le llevó a preparar un
encuentro con una prudencia infinita. Tanto fue así que alguien podría incluso
equiparar su planteamiento al de un entrenador ultradefensivo y cagón, tipo Mou, aunque ello suponga su excomunión,
claro.
Terminado el
partido, con un empate para mí justísimo, demostrado que con delanteros los
defensas tienen más que pensar y que según la teoría Corcuera los experimentos
mejor hacerlos en casa y con gaseosa, llegó el momento de los
ventajistas.
Y en su argumento,
la normalidad de un empate ante Italia se convierte en excepción, no es
admisible. El empate es poco rédito para la Campeona del Mundo. Hay que buscar
culpables y como el partido terminó con cuatro jugadores del Madrid y cuatro del
Barca, este hecho insólito puede servir de explicación a la
debacle.
Y cegados ante
tanta adversidad, busquemos chivos expiatorios y si son blancos mejor.
Descartemos pues: Casillas, puff, imposible, Ramos ¿y a quién ponemos a Albiol?,
imposible; Alonso, nada, es indiscutible, Arbeloa, ¿Arbeloa? ¡¡ Claro!! este puede valer. ¿Con quién ha empatado
éste? Bien le dijo Xavi, el dueño del fútbol, que le tenía que dar las gracias
por haber ganado 600.000 euros y ser campeón del mundo con lo malo que era.
Pues nada, lo
quitamos, que es del Madrid, y así intentamos explicar lo que todo el mundo
entiende. Y empezamos a jugar al Tetris hasta que las figuritas encajen y halla
poco blanco, ya que este color emponzoña el espíritu de nuestra Roja,
devolviéndole su savia culé, su tiqui taca, su posesión y así el fútbol, volverá
al único camino posible: el nuestro. Modo ironía ácida
#OFF#.
Arrepentidos los
quiere Dios.
Pepito Grillo: Que
el del Nabo cambiara a Silva, el mejor de España con diferencia hasta ese momento, como primer intento de enderezar el
rumbo me parece patético. Que hoy se obvie el patético partidito de Xavi, que
acabó arrastrándose y con un ritmo equiparable al fútbol indoor, me parece
risible. Y que Alba, permanentemente superado por su par en todas las fases del
partido, no aparezca señalado es sorprendente.
Y para colmo hoy
nos desayunamos con el discurso victimísta del Sr. Marqués. Y no me parece justo
de una persona que ha aceptado sin ningún rubor toneladas de agradecimientos y
homenajes, con los más variopintos títulos, que ahora, al menor traspiés, que
insisto no es tal, se lamente pidiendo comprensión. A lo hecho pecho, Sr. Del
Bosque. Y de sabios es rectificar, no lo olvide.
Pese a estas cuitas
y desmesuras, mi balcón sigue ostentando orgulloso la flamante bandera de
España, mi ilusión y esperanza permanecen incólumes y aunque ya dije que no
cuento con un triunfo en la final, si creo que haremos un buen papel, como
nuestros jugadores merecen y prometen. Y estos resfriados se curan con un 3-0 a
Irlanda y marchando.
Rappel: Ante Irlanda, goleada reparadora. Volvemos a ser los mejores del mundo mundial.
Lo que estamos haciendo no es normal.
ResponderEliminarSaludos desde La Escuadra de Mago