Real Madrid 1 (5) - 1 (3) Atlético de Madrid
Como terminé la entrada previa a la Final de Champions,
inicio ésta: El Madrid no paga deudas. Ese discurso buenista, interesado y
torticero, esa milonga de que el fútbol le debía una Champions al Atleti queda
oficialmente archivado hasta no se sabe bien cuando. Los títulos se ganan, no
se merecen. Por tanto no voy a entrar en el análisis también interesado de si
el Madrid mereció o no ganar la Champions, no, el Madrid las gana. Y punto.
Pasada una semana desde que la Undécima pasó de ser sueño a
ser historia, calmados los ánimos, ponderado el gesto y reflexionado sobre todo
lo vivido, sólo acierto a diagnosticar una cosa: El mundo se divide entre
madridistas y antimadridistas y sólo una parte ha demostrado su inteligencia,
la otra demuestra casi siempre su capacidad histórica de segregar bilis y
metabolizarla. Y es su problema. Maradona con su proverbial capacidad de
síntesis les diría: "A
mamarla", pero yo, que paso por persona educada, sólo les diré: "Es
lo que hay".
Entiendo y asumo que ser madridista conlleva implícitamente
un leve toque de chulería y soberbia, de otra forma no se entendería nuestro
gen ganador, pero esta semana he descubierto una nueva arista en mi sentimiento
madridista: el disfrutar con tanta envidia puesta al sol, el ladino regodeo en
la negra suerte de aquellos que veían como un título la derrota blanca, el arte
de mostrar esa media sonrisa, con la que no dices nada y lo dices todo, como
respuesta a tanto comentario mala follá de aquellos a los que sólo les queda el
malmeter y fabular con confabulaciones judeo-masónicas impropias de gentes con
un mínimo nivel intelectual.
Yo sólo les diré que cuando Ramos marcó, salté junto a
cientos de amigos de mi Peña, cuando Carrasco empató sufrí y apreté, pero
nunca, nunca dejé de creer. Y cuando Cristiano marcó, la alegría fue acompañada
de una gran liberación, de una calma que quizás llevada por los años y por la
cercanía de otras Champions, me ratificó en mi orgullo de saber que no estaba
equivocado, que el Madrid es el más grande, el mejor. Y punto.
Ahora sólo queda sonreír quedamente ante quejas ilusas,
cabecear ante resabios de segundones y compadecerlos, que la caridad es una
virtud teologal. Comprendedlos, la tienen muy, muy adentro. Y llegarse, como un
casual, por la sala Reyes de Europa del Tour Bernabeu y acariciar a la nueva
niña de nuestros ojos: La Undécima.
Me gustó: Casemiro. Superlativo. Pilar del equipo y llamado a grandes
logros. Ramos ha hecho un final de campaña que demuestra que sólo necesita
estar motivado para ser uno de los más grandes. Isco, fundamental su cambio,
pese a que no lo comprendí y sigo teniendo dudas. Fundamental en las dos últimas
Champions. Y Lucas Vázquez, que cojones tiene…………………….
No me gustó: A pesar de ser un firme defensor de Bale, y maravillarme en
los primeros 20 minutos, me disgustó sobremanera su pasividad defensiva, casi
pasota. No entró ni una vez la pierna, sólo acompañaba con la mirada. Inadmisible
en un partido así. Tampoco tiene un pase que Cristiano jugara la final lesionado,
cualquier día de estos sale con una muleta al campo. Nunca lo entenderé.
Jugamos con uno menos. Eso si, ni por esas…………..
Pepito Grillo: Si. El gol de Ramos es en fuera de juego. Muy raspado, pero
claro. FU-E-RA DE JU-E-GO. Ahora bien, haters, sólo admitiré esa premisa ante
personas dispuestas a admitir que lo correcto en esa jugada hubiera sido pitar
penalti y expulsión a Savic (al igual que la jugada de Carrasco, que en caso de
fallar debería haber supuesto penalti y expulsión de Lucas Vázquez). Los que no
estén dispuestos a admitir eso, conmigo que no cuenten para perder el tiempo en
discusiones inútiles y banales.
Franciscus: El Real Madrid, como no podía ser menos, será el primer equipo
que repita victoria en Champions. Dicho queda (ya advertí sobre lo de la
chulería y tal….).
Enhorabuena a todos los madridistas, y que el año que viene
las Champions se cuenten como los huevos.
Hala Madrid y Nada Más
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