Por un compromiso previo no pude ver el partido. Los agoreros del
Apocalipsis llevaban toda la semana llamando a la desgracia con especulaciones de
“si pierde ó empata”, aunque al final los que empataron fueron otros.........
En la copa de espera supe por Twitter la alineación, que confirma que Carlo no
es hombre de revoluciones sino de evolución continua. Los madridistas presentes
festejábamos el jamón como sustitutivo de la cita futbolera a la que no podríamos
asistir...... Y llegó el festival.
Intuí el efecto de las bolas chinas en el cuerpo por la
vibración del Watssap. Cada movimiento era un goce para el cuerpo. 1 gol, 2,
3,..... hasta 6. El resto de invitados no sabía a que atenerse, si simulaba o
festejaba, dado lo inusual de la situación. Con el sexto, ya relajado, me
desenganché de mi alter ego pacense, que con sapiencia y cariño mantenía
latente ese cordón umbilical tan especial que nos une respecto al Madrid.
Tras los postres fue un placer oír al desgaire a una joven y
bella invitada comentar alborozada: “¡¡ Ocho !!, que pasada ¿no? ¡¡ Y 3 de
Cristiano !! Fue el aliciente perfecto para abandonarme en la cintura de mi
dama y enfilar la terraza para ver caer el crepúsculo entre naranjales y una
copa en la mano. Y con la promesa de que, a la vuelta de madrugada, Real Madrid
TV me obsequiaría con un buen surtido de endorfinas en forma de goles del
Madrid, de todas las formas y colores. Fue un buen sábado.
Y hasta aquí puedo
contar..................
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pincha aquí para dejar tu comentario.