"Buenoooooooooooooooo"
A.C. Milán 2 - Real Madrid 2
Quince ocasiones y quince intentos frustrados de conquistar un campo mítico: San Siro. Y la verdad es que estos dos últimos años hemos tenido sendas ocasiones pintiparadas para conseguirlo. Pero no fue así.
Refieriéndonos al Madrid siempre se dice que podrá estar mejor o peor pero es el Madrid. Pues el Milán es igual. No es casual que sea casi tan grande como el Real Madrid, siendo el segundo equipo con más Copas de Europa en sus vitrinas. Eso imprime carácter de ganador, y los genes siempre deciden el comportamiento.
Por eso anoche el Milán, casi sin querer, se vió con un partido ganado cuando diez minutos antes San Siro entero echaba cuentas sobre los partidos restantes para clasificarse como segundos de grupo. También sería por eso que el Pipo Inzaghi pasó de suplente a héroe en un abrir y cerrar de ojos y a oscurecer de paso un mito blanco, Raúl.
La confianza mata al hombre. Y fue ese veneno sutil, también llamado suficiencia, lo que posibilitó ver transmutarse a Mou de hombre tranquilo, repatingado en el banquillo a ser hiperactivo, anotando y borrando, corriendo la banda para espanto de Marcelo y Di María, que se preguntarían si les estaba disputando el puesto.
También tuvo mucho que ver el cambio de planteamiento en el segundo tiempo. Con el marcador a favor el Madrid se dedicó más a tocar que a buscar puerta. Los italianos en cambio se agarraron al único recurso que les podía servir, y en el que son maestros. La escaramuza, la pelea, la cuasi agresión, ser cancheros que diría un argentino. Y en ese partido ofrecido de pierna fuerte, algunos jugadores del Madrid se achicaron. En estos lances quedaron en evidencia Ozil y Di María. Achaquémosle a su juventud su falta de garra.
Después Ronaldinho dejo de mostrar el trote cochinero en que ha degenerado su maravilloso y eléctrico zigzag de antaño y pasó lo que ya había avisado Mou, entró el Pipo Inzaghi, el Raúl italiano. Y con él llegó el escándalo, que se decía en las presentaciones de las revistas pícaras de los setenta.
En su primera acción dejó claro que Webb permitiría cualquier caso, siempre que no tuviera que intervenir el forense. Después marcó un gol, previo regalo de Pepe y, con la complacencia de su amigo Webb, marcó un segundo en fuera de juego evidente y multitudinario.
Y las cañas se volvieron lanzas. Y de la placidez pasamos a casi la impotencia ante la desgracia sufrida, más por imprevista que por su enormidad. Mou hizo sus cambios y Benzemá y Pedro León hicieron posible que un empate supiera a la vez a miel y a hiel. Lástima de ocasión.
Refieriéndonos al Madrid siempre se dice que podrá estar mejor o peor pero es el Madrid. Pues el Milán es igual. No es casual que sea casi tan grande como el Real Madrid, siendo el segundo equipo con más Copas de Europa en sus vitrinas. Eso imprime carácter de ganador, y los genes siempre deciden el comportamiento.
Por eso anoche el Milán, casi sin querer, se vió con un partido ganado cuando diez minutos antes San Siro entero echaba cuentas sobre los partidos restantes para clasificarse como segundos de grupo. También sería por eso que el Pipo Inzaghi pasó de suplente a héroe en un abrir y cerrar de ojos y a oscurecer de paso un mito blanco, Raúl.
La confianza mata al hombre. Y fue ese veneno sutil, también llamado suficiencia, lo que posibilitó ver transmutarse a Mou de hombre tranquilo, repatingado en el banquillo a ser hiperactivo, anotando y borrando, corriendo la banda para espanto de Marcelo y Di María, que se preguntarían si les estaba disputando el puesto.
También tuvo mucho que ver el cambio de planteamiento en el segundo tiempo. Con el marcador a favor el Madrid se dedicó más a tocar que a buscar puerta. Los italianos en cambio se agarraron al único recurso que les podía servir, y en el que son maestros. La escaramuza, la pelea, la cuasi agresión, ser cancheros que diría un argentino. Y en ese partido ofrecido de pierna fuerte, algunos jugadores del Madrid se achicaron. En estos lances quedaron en evidencia Ozil y Di María. Achaquémosle a su juventud su falta de garra.
Después Ronaldinho dejo de mostrar el trote cochinero en que ha degenerado su maravilloso y eléctrico zigzag de antaño y pasó lo que ya había avisado Mou, entró el Pipo Inzaghi, el Raúl italiano. Y con él llegó el escándalo, que se decía en las presentaciones de las revistas pícaras de los setenta.
En su primera acción dejó claro que Webb permitiría cualquier caso, siempre que no tuviera que intervenir el forense. Después marcó un gol, previo regalo de Pepe y, con la complacencia de su amigo Webb, marcó un segundo en fuera de juego evidente y multitudinario.
Y las cañas se volvieron lanzas. Y de la placidez pasamos a casi la impotencia ante la desgracia sufrida, más por imprevista que por su enormidad. Mou hizo sus cambios y Benzemá y Pedro León hicieron posible que un empate supiera a la vez a miel y a hiel. Lástima de ocasión.
Pepito Grillo: ¿Que camarero de Benidorm conoció a la señora de Webb y es el culpable de la maldición que arrastramos desde entonces los españoles que nos cruzamos con este señor?
Hola Blancodoble, muchas gracias por el resumen.. No has puesto en ningun lado el golpe que Cristiano recibio en la cara : ) solo lo digo para que Mourinho calle de una vez y por lo de teatrero..
ResponderEliminarEl Madrid era dueño del partido, segun un resumen que he visto. tenia que haberles metido 4 sin problemas. El gol de Pipo, no es que este en fuera de juego, esta en fuera de San Siro!! Por dios, como no se ve esto!! Expulsion de Pipo en la entrada por detras a Xabi, arbitro que ha perjudicado solo a un equipo: Real Madrid. Resultado injusto, aunque el Madrid pudo hacer más.
Grave error de pepe y falsa salida (no la unica) de Iker. Pero un Madrid muy superior y un resultado que no hace honor al partido.
Un saludo a todos de un Culé Barcelonés.
Puto Howrd Webb.
ResponderEliminarSaludos desde La Escuadra de Mago