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Ancelotti es, no lo olvidemos, apuesta personal de Florentino

01 julio 2007

Crónica de una muerte anunciada



Parafraseando el título del famoso libro, la destitución de Fabio Capello ha sido la crónica de una destitución anunciada. Por eso no entiendo los comentarios de estas últimas fechas sobre si tenía que producirse el jueves o el martes, si lo tenía que anunciar el presidente o Mijatovic, sobre si era o no adecuado, si se hacía de noche o con calor, etc.

Y es que todas esas variables sobraban puesto que lo único que quedaba por conocer sobre la destitución, una vez finalizó el partido contra el Mallorca, era la fecha y la hora, y esto, como siembre, es accesorio. Lo principal es que una vez más se va a prescindir de los servicios de un entrenador que acaba de ganar un título mayor, y la Liga lo es.

Las motivaciones, para mí sólo en este caso son justas y razonables, no así con las anteriores de Heinckes y Del Bosque. Y es que aunque se le trajo para ganar la Liga, se ha ganado de chiripa, sufriendo lo indecible y, como dijo el presidente (este hombre tiene la virtud de decir lo que todo el mundo piensa, aunque él no debería decirlo) en muchas ocasiones “a pesar de Capello”. Esto hizo que a lo largo de la Liga su puesto se viera muy comprometido ya por Navidad, y aunque se produjo la reacción del equipo, al final como el gladiador que algunas veces presume de ser, sufrió la sentencia del Coliseo blanco.

Y la sentencia se dictó el partido final de Liga en que el Real Madrid se jugaba una de las Ligas más anheladas de los últimos tiempos, donde se daba la única oportunidad de salvarse que le quedaba. Y se solventó con un juego infame, el equipo fue silbado en el descanso y en algunas fases del partido, y para colmo tuvo que echar mano una vez más del banquillo para poder arreglar el mal papel hecho por su equipo titular, con el doble pivote que tan pocas satisfacciones y puntos ha reportado.

Ante esto el Bernabeu dictó sentencia: “pulgar hacia abajo”. Muerte sobre el césped. Y en estos casos siempre es inapelable.

Espero que la memoria, esa facultad inexistente en el fútbol, no se diluya con el paso del tiempo, y dentro de algunos años no se vuelva a decir eso de “Capello salvador”.

Gracias por los servicios prestados, toma tu paga y hasta siempre amigo. Arrivererci Fabio.

Y como en la corte británica: “El entrenador ha muerto. Viva el entrenador”. Bienvenido Schuster. Ya sé, ya sé, ya sé que todavía no ha firmado, ya, pero esto también es la crónica de una contratación anunciada ¿no?.

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