Real Madrid 3 - Barcelona 4
Clásico: Que no se aparta de lo tradicional, de las
reglas establecidas por la costumbre y el uso. (R.A.E. - 7ª acepción).
Ayer se jugó el Clásico,
y como clásico, se ciñó en gran parte a lo que, últimamente, viene siendo
tradicional: que el Madrid acabe con diez, que el árbitro perjudique al Madrid,
que al entrenador madridista le entre un ataque de prudencia pertinaz y que
Messi decida. Todo muy clásico.
Y las reglas no son del
fútbol, pero si son las que al parecer vienen de la costumbre y el uso................
de Villar y Sánchez Arminio.
Antes del partido
confiaba en Cristiano y temía a Messi. Por desgracia los temores se impusieron
a la confianza. Confiaba en un Madrid imperial, dominante, campeón, pero me
encontré con un equipo usurero con el fútbol, que guardaba sus joyas
futbolísticas como un avaro desconfiado de que se le gastaran antes del final.
Dijo Mou que todos sus
archivos quedarían en Valdebebas, pero o Carlo no sabe descifrar los
organigramas del portugués o éste formateó los discos duros antes de emigrar a
Londres. Si no, es difícil apreciar como el italiano vuelve a tropezar en las
mismas piedras que el portugués arrambló a su llegada a la Liga.
El partido era una
final, la primera de Carlo, y por no ganarla, hoy están obligados a ganar nueve
minifinales. Otra oportunidad perdida para clavar seis clavos en el ataúd de la
decadencia culé. En su lugar le conectó el desfibrilador cuando estaba presto a
agonizar en la Liga.
Detalle que Busquets no
supo apreciar, siendo pillado como virgen vestal en una orgía, pisando la
cabeza de Pepe, haciendo gala de su odio, su bajeza y de la marrullería cobarde
de los que lloran con un ojo y ríen con el otro. Eso si, no esperen que nadie
pida su expulsión inmediata de la Liga, que el Barca le rescinda el contrato y
que los culés admitan que un jugador así no tiene sitio en ese equipo, altar
sacrosanto de la virtud y la ortodoxia futbolística. Hasta ahí podríamos
llegar, nen.
Los noventa minutos
fueron un torbellino, una Dragón Khan enervante, con unos sube y bajas
espeluznantes. Iniesta encendió las alarmas, después Benzemá primero nos hizo
dudar de su valía para darnos a continuación un enorme zas en toda la boca con un doblete
espectacular, digno de un 9 estelar. Cuando todo iba bien y la esperanza y el
optimismo rebosaban grada abajo del Bernabeu, Messi, bajito pero con alargada
sombra, hizo tambalearse de nuevo la confianza.
Comenzó la segunda parte
y Undiano empezó su recital, haciendo que el Sport en menos de diez minutos
pasara de titular Robo a cinco columnas a asegurar que el Barca mandaba en el
Bernabeu. Penalti y expulsión, el “Ábrete Sésamo” del imaginario culé. Otra vez
con diez, otra vez polémica, otra vez el árbitro como protagonista del
espectáculo. De locos. Y para terminar, el golpe de gracia, la daga en el
corazón, la guillotina liguera, el ofrecimiento público de servilismo a Sánchez
Arminio, un penalti más, a mayor gloria de esa élite maniquea que ya olvidó,
quizás porque nunca existieron, aquellas frases tan contundentes de “Sandro,
que más quieres que te dé” “saldo arbitral favorable” o “problemas familiares”.
Me gustó: Benzemá,
golazo el segundo suyo. Y Di María, al que sólo le faltó salir tocándose
repetidamente sus partes para que el Bernabeu apreciara la diferencia con la
última vez.
No me gustó: El
planteamiento de Carlo. Viejos errores, falta de confianza y de flexibilidad a
la hora de ver los cambios de estrategia del rival.
Pepito Grillo: No me
puedo creer que el mismo árbitro que no apreció nada en los penaltis a Khedira
y Cristiano en el Nou Camp, tan claros y palmarios, no vió la mano de Cesc, no observó el penalti
a Di María cuando casi le empotran en la primera ocasión marrada de Benzemá, no
apreció el patadón de Piqué a Bale, si apreciara en cambio con absoluta nitidez, con
clarividencia, con la confianza de los justos, el penalti inexistente, no
discutible, no, inexistente a Iniesta. Yo ya tengo una edad y esas cosas ya no
me las creo. Es demasiado grande la rueda de molino para que trague con ella.
Franciscus: Dicen que
hay Liga, es un espejismo. Ya han sido demasiadas veces para que no sepa
apreciar lo que subyace debajo del césped. Y los atléticos, que hoy sonríen por
su liderato, pronto serán miembros numerarios del Club de Viudas de Sánchez
Arminio.