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Ancelotti es, no lo olvidemos, apuesta personal de Florentino

14 junio 2012

CUANDO LA NORMALIDAD SE HACE EXCEPCION




Empezó para nosotros la Eurocopa a lo grande, con un choque entre dos de las grandes potencias futbolísticas de hoy en día. Cualquier partido de cualquier época hubiéramos dado por bueno el empate a priori. Italia es nuestro coco, no le hemos ganado NUNCA en partido oficial. Ojo, NUNCA.

Sin embargo, como si se tratara de una semifinal de Champions desnivelada o como si los errores recientes ya hubieran desaparecido de nuestra memoria colectiva, allí estaba España y los españoles (uff, lo que recuerda esto a otros tiempos), pavoneándose ante el mundo, señalándose su estrellita sobre el escudo diciendo ojito, que somos los campeones del mundo. Lástima que se nos olvidara que los italianos tienen cuatro sobre su pecho.

Y aunque Del Bosque tenía muy presente esa paridad, casi inferioridad histórica, y nunca transitó por la senda zapateril del optimismo antropológico su, según cuentan, proverbial humildad sólo equiparable a la del exhausto Pep, le llevó a preparar un encuentro con una prudencia infinita. Tanto fue así que alguien podría incluso equiparar su planteamiento al de un entrenador ultradefensivo y cagón,  tipo Mou, aunque ello suponga su excomunión, claro.

Terminado el partido, con un empate para mí justísimo, demostrado que con delanteros los defensas tienen más que pensar y que según la teoría Corcuera los experimentos mejor hacerlos en casa y con gaseosa, llegó el momento de los ventajistas.

Y en su argumento, la normalidad de un empate ante Italia se convierte en excepción, no es admisible. El empate es poco rédito para la Campeona del Mundo. Hay que buscar culpables y como el partido terminó con cuatro jugadores del Madrid y cuatro del Barca, este hecho insólito puede servir de explicación a la debacle.

Y cegados ante tanta adversidad, busquemos chivos expiatorios y si son blancos mejor. Descartemos pues: Casillas, puff, imposible, Ramos ¿y a quién ponemos a Albiol?, imposible; Alonso, nada, es indiscutible, Arbeloa, ¿Arbeloa? ¡¡ Claro!!  este puede valer. ¿Con quién ha empatado éste? Bien le dijo Xavi, el dueño del fútbol, que le tenía que dar las gracias por haber ganado 600.000 euros y ser campeón del mundo con lo malo que era.

Pues nada, lo quitamos, que es del Madrid, y así intentamos explicar lo que todo el mundo entiende. Y empezamos a jugar al Tetris hasta que las figuritas encajen y halla poco blanco, ya que este color emponzoña el espíritu de nuestra Roja, devolviéndole su savia culé, su tiqui taca, su posesión y así el fútbol, volverá al único camino posible: el nuestro. Modo ironía ácida #OFF#.

Arrepentidos los quiere Dios.

Pepito Grillo: Que el del Nabo cambiara a Silva, el mejor de España con diferencia hasta ese  momento, como primer intento de enderezar el rumbo me parece patético. Que hoy se obvie el patético partidito de Xavi, que acabó arrastrándose y con un ritmo equiparable al fútbol indoor, me parece risible. Y que Alba, permanentemente superado por su par en todas las fases del partido, no aparezca señalado es sorprendente.

Y para colmo hoy nos desayunamos con el discurso victimísta del Sr. Marqués. Y no me parece justo de una persona que ha aceptado sin ningún rubor toneladas de agradecimientos y homenajes, con los más variopintos títulos, que ahora, al menor traspiés, que insisto no es tal, se lamente pidiendo comprensión. A lo hecho pecho, Sr. Del Bosque. Y de sabios es rectificar, no lo olvide.

Pese a estas cuitas y desmesuras, mi balcón sigue ostentando orgulloso la flamante bandera de España, mi ilusión y esperanza permanecen incólumes y aunque ya dije que no cuento con un triunfo en la final, si creo que haremos un buen papel, como nuestros jugadores merecen y prometen. Y estos resfriados se curan con un 3-0 a Irlanda y marchando.

Rappel: Ante Irlanda, goleada reparadora. Volvemos a ser los mejores del mundo mundial.

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